Inicio
Sociedad y Cultura Contemporáneas para profesores de nivel medio
El espacio
La espacialidad es un eje clave al interrogar una imagen. Hoy nos interesa particularmente la espacialidad en relación con nuestro objeto: "los jóvenes".
Hay un texto de Marcelo Urresti que nos sirve para pensar la relación de los jóvenes con el espacio. En ese texto que se titula "Separaciones, Islas y fronteras", el autor postula que la ciudad es "un ámbito en el que se traba una lucha por la apropiación de los símbolos que lo definen y articulan , que se abre a la lectura y a la interpretación". Por ello, considera que la ciudad es un ámbito clave para la observación e interpretación de las culturas juveniles.
Urresti sostiene que la vida urbana como la conocemos hoy transcurre en tres ciudades distintas: la ciudad de la nueva riqueza aislada y amurallada en los conurbanos y los barrios más caros; la ciudad de los sectores medios estabilizados y descendentes de los barrios tradicionales, poblados por vecinos atemorizados; y la ciudad de la nueva pobreza, con los asentamientos y las villas que crecen en los intersticios de la otra ciudad. Allí los grupos sociales se encierran tratando de no tomar contacto con el otro. Este espacio hecho de cruces y fronteras influye decisivamente en la vida de los jóvenes.
Agregaría que esta configuración espacial es decisiva en la forma de nombrarse y que eso se manifiesta en la fotografía como tema desde un lenguaje complejo.
La ciudad es un espacio a conquistar y esa conquista tiene dos dimensiones centrales: la visual y la auditiva. La música le pondrá texto a la dimensión auditiva. Mientras tanto, las fotografías nos proveerán el texto para la dimensión visual de esa conquista.
En las fotos de este repertorio vemos situaciones urbanas. Imágenes producidas como gestos. Gestos legibles, producidos no sólo hacia la cámara sino también hacia la ciudad, como una forma de nombrarse y de enunciar un mensaje.
Los cuerpos se presentan también como superficies legibles, productoras de sentido a partir de códigos que funcionan en diversos planos: en un plano interno, entre pares, en la construcción de la imagen, pero también cruzan las fronteras para dialogar con otro, frente al cual hay una intención de enunciación.
Los cuerpos producen sentido en soledad y en contacto. Los códigos de contacto corporal son reescritos cada vez en las prácticas y en el diálogo intergeneracional. En las fotografías, el primer sentido que emerge es la construcción identitaria de un yo, o de un nosotros, que se proyecta sobre el espacio y que es interpelada por quien intenta una lectura de la imagen.
Muchas de las fotografías remiten al baile también como produciendo un sentido a través del cuerpo. Sentidos producidos en la espacialidad, en el despliegue en el espacio. En ellas podemos leer formas de encuentro, delimitaciones de un nosotros más o menos duraderos. La dimensión temporal de estas prácticas les imprimen un sentido particular. La pregunta por la duración deberá contemplar que el sentido se produce también en la intermitencia, que la brevedad no necesariamente viene atada de la fluidez y que su dimensión política que se configura de una forma particular.
Aquí viene la parte en que las dimensiones espacial y temporal dejan de poder pensarse separadamente y la formulación de las preguntas ya no se presenta tan esquematizable. Aún así, sigue siendo importante pensar la lectura de las fotografías en términos dialógicos, para comprender que su texto depende de los interrogantes de cada lector y que, por tanto, cada lectura es una construcción tan particular como las miradas que pueden atravesar la lente de una cámara.
| 1 - 2 |
cepa@buenosaires.edu.ar