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Festival Internacional del Órgano

Con una agenda apretadísima, que se desarrolla a lo largo de dos semanas de manera ininterrumpida desde 1983, el Festival Internacional de Órgano es uno de los eventos más singulares que ofrece la capital porteña. No existe otra ciudad que ofrezca, casi a diario, la interpretación de obras del barroco, el período antiguo y la modernidad en el órgano tubular de diferentes iglesias, todas ellas dotadas de un enorme atractivo histórico y estético. Este año, además de compositores clásicos el festival contó con obras de autores húngaros y latinoamericanos a cargo de grandes intérpretes, como Osvaldo Guzmán, Luis Caparra, Mario Buela, Lazlo Almassy, Enrique Rimoldi, José Luis de Aquino, Oscar Rodríguez Castillo y Adelma Gómez, la fundadora y organizadora del evento con quien hablamos a continuación.
¿En qué se ha inspirado para fundar el Festival de Órgano? ¿Fue una idea que surgió durante sus giras europeas o siempre soñó con realizar un espectáculo de estas características?

Tomé conciencia de la existencia de estos festivales cuando estuve en Europa, y participé en ellos. El primer festival en el que participé tuvo lugar en 1971. Y doce an˜os más tarde, en 1983, puse en funcionamiento el primer festival de órgano en Buenos Aires. Ideé hacerlo con algunas diferencias, por ejemplo, en las ciudades europeas se realizan festivales en la catedral de cada ciudad, mientras que acá realizamos los conciertos en distintas iglesias, incluso mezquitas, sinagogas y el Colegio Nacional.

¿Cuál es el criterio empleado para la selección de las obras?

Confío en el critero de los organistas. A veces pido un autor en especial; por ejemplo, cuando se cumplieron los aniversarios de Bach y de Franck, y este año se celebran cien años del nacimiento de Messiaen, así que haremos algunas de sus obras. También hemos pedido obras de su país de origen a los organistas extranjeros, y nacionales a los nuestros.

Respecto a los intérpretes de órgano, ¿cómo se ubica la Argentina en el plano internacional? ¿Existe una nueva generación de jóvenes organistas?

Afortunadamente, en el país tenemos muy buenos organistas, y en los últimos años hubo una camada de músicos jóvenes, muy buenos.

Este año es llamativa la selección de obras relativamente contemporáneas, ya que el programa no se centró en el barroco y la música antigua. ¿De qué modo se mantiene viva la composición de música para órgano?

El único modo de mantenerla viva es familiarizando a los músicos con el instrumento. Personalmente, suelo invitar a los compositores para que conozcan al instrumento y siempre terminan escribiéndome alguna pieza. Y diría que en los últimos cincuenta años hubo un creciente interés, sobre todo a partir de las composiciones de Ligeti, Kagel y otros estupendos compositores argentinos como Augusto Rattenbach, Juan Francisco Giacobbe y el propio Ginastera, por mencionar sólo algunos.