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Lyda Chen Argerich

Lyda Chen Argerich

Lyda es hija de famosos, pero al revés de tantos "hijos de..." que crecieron bajo sus sombras, en su caso la estirpe estimuló la vocación. Luego de estudiar derecho, Lyda Chen Argerich (primogénita de la pianista Martha Argerich y el violinista chino Robert Chen) decidió volcarse a la actividad en la que descollaron sus padres.

El violín fue el primer amor de esta ginebrina, pero pronto optó por las notas más cálidas de la viola, instrumento en el que se perfeccionó con Gad Levertof, profesor de la Universidad de Tel Aviv. Lyda llegó por primera vez a la Argentina cuando tenía dieciocho años, en ocasión de una visita a sus abuelos maternos.

Entonces, descubrió cuánto le gustaba el país y ya no pierde oportunidad de visitarnos para tocar sola o junto a su prestigiosa madre. De hecho, los escenarios argentinos fueron testigos de su crecimiento artístico. En septiembre de 2007, la violista realizó una gira por distintas regiones del país, culminando con una actuación en el Festival Septiembre Musical, de Tucumán.

También fue en la Argentina donde Lyda se animó a sus primeras performances solistas, como su actuación en el Teatro del Círculo de Rosario, en 2005. Cada vez más consagrada como intérprete de viola, Lyda acaba de regresar a Buenos Aires para un concierto que tendrá lugar el miércoles 1 de octubre en el Teatro 25 de Mayo, a las 20:30. Junto a la destacada pianista australiana Diana Baker, el dúo interpretará la Sonata Nº 2 de Brahms y la Sonata Arpeggione en La menor, de Schubert. Luego, Baker interpretará la Sonata de Carlos Guastavino, una de las piezas favoritas de la concertista australiana.

¿Qué te atrae de la Argentina? ¿Con qué cosas te identificás?

Es un país enorme, con tantas cosas para ver y aprender; pero al mismo tiempo lo siento un lugar familiar, donde están mis raíces. Hubo momentos muy importantes a causa de los encuentros musicales, fueron preciosos, increíbles; como tocar en el Teatro Colón... Desde un punto de vista musical, empecé muy arriba. Pero también toqué en salas humildes y el público siempre fue muy cálido. Esto no existe en ningún otro lugar... Mi mamá siente amor acá; en otros países, como que es famosa y punto.

¿Recordás tu primer acercamiento a la música? ¿Hubo alguna pieza que te conmoviera de manera especial?

De chica, me la pasaba escuchando la música sacra de mi padre; las recuerdo como experiencias místicas, ¡el sonido era tan hermoso! También recuerdo el Concierto para Violín de Beethoven, y el Tercer Concierto de Prokofiev, que siempre le escuchaba tocar a mamá. Es una de las piezas que más ha interpretado mamá; necesita sólo media hora de preparación para tocarlo. Yo jugaba con las muñecas mientras ella tocaba el Concierto en el piano.

Al principio eras violinista, y tocabas jazz...

Sí. Mientras estudiaba derecho, con algunos compañeros nos juntábamos para hacer improvisaciones. Pero estábamos descubriendo y experimentando cosas. No lo hacía de manera seria. Ahora, prefiero la música clásica. ¿Será porque me volví más aburrida? (risas). Me gusta mucho el sonido de los grandes intérpretes de jazz, como Thelonius Monk, que tocaba tres notas y estaban llenas de vida. Me emociona, al igual que Louis Armstrong, Miles Davis, John Coltrane... Son místicos.

¿Por qué cambiaste el violín por la viola?

Dejé el violín a los 17 o 18 años, después terminé el colegio y me fui a China. Al volver a Europa, papá me regaló una viola y el sonido me resultó más natural, más limpio, más cálido. La viola no me pareció un instrumento tan virtuoso como el violín, y yo tenía el complejo de no haber estudiado tanto como el resto, así que el cambio me caía perfecto.

¿Qué obras grabaste con tu madre?

El Cuarteto para Piano en Mi bemol de Schumann, quintetos de Shostakovich... En el Festival de Lugano se graba todo y se eligen algunas piezas para publicar. Entre lo más interesante figura el Cuarteto en Re mayor Nº 2 de Beethoven, uno de los primeros que escribió. Nunca se lo toca y era interesante grabarlo. Mamá le da mucha frescura a la interpretación.

¿Qué importante fue tu mamá en el desarrollo de tu carrera?

Fue muy importante. Elegí la música a causa de mamá. Ella me estimuló y me ayudó mucho. También está bueno que podamos estar juntas arriba de un escenario.