Plaza Butteler

Buenos Aires tiene algunos espacios desconocidos para la mayoría de sus habitantes, que encierran en su
misterio parte de su propia historia.

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Entre las avenidas La Plata y Cobo y las calles Senillosa y Zelarrayán, allí entre los límites de los barrios Boedo y Parque Chacabuco, existe una “manzana crucificada”, una manzana que al ser atravesada por dos calles en diagonal, alberga en su centro una pequeña plazoleta: la “Santos Discépolo” según su nueva denominación.

La historia de este enclave comienza el 12 de noviembre de 1907 cuando la comuna acepta, de parte de Azucena Butteler, miembro de la filantrópica “Sociedad Protectora del Obrero”, la donación de un terreno comprendido por las calles antes mencionadas, para construir un grupo de casas para obreros. La donación incluía una condición: el conglomerado debería denominarse como la donante. La piedra fundamental fue colocada el 15 de diciembre de 1907 bajo la intendencia de Carlos Torcuato de Alvear, con el apadrinamiento del presidente José Figueroa Alcorta y la participación entre otros de Carlos Saavedra Lamas, Carlos Thays, Ramón Falcón y Alfredo Palacios.

La ley Nº 4824 «Casas para obreros: construcción por la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires», sancionada el 27 de septiembre de 1905 y promulgada el 14 de octubre del mismo año, autorizaba a la Municipalidad de Buenos Aires la emisión de títulos públicos para la construcción de casas para obreros. En el año 1910 la edificación comprendida entre las calles Zelarrayán, Senillosa, avenida La Plata y Cobo es completada, convirtiéndose en el primer “barrio” de viviendas sociales edificado por el Estado dentro de la Ciudad de Buenos Aires con su aporte monetario. A fin de lograr un mayor aprovechamiento del espacio, se trazaron –a partir de las esquinas– dos calles interiores que cortan la manzana en cruz, con una plazoleta central. Así se logró un más extenso perímetro construido, que le otorga una mayor riqueza espacial y un aumento de la cantidad de lotes en relación con la manzana tradicional. Eran 64 casas construidas de manera idéntica: divididas en cuatro secciones, distribuidas en dos ambientes, con un patio interior, paredes de color crema y puertas de madera.

La presencia juvenil era una de las características del barrio de los primeros tiempos, cuando el acceso de vehículos estaba impedido por gruesas cadenas colocadas en las esquinas. Y la plaza tenía un tanque de agua con molino de viento que abastecía a todo el vecindario. Si bien se llamó originalmente Butteler, fue rebautizado Enrique Santos Discépolo en 1972. En su centro se recuerda al autor de Cambalache con un busto emplazado en 1982, obra del artista Domingo Páez Torres.

En agosto de 2010, la Legislatura de Buenos Aires modificó el Código de Planeamiento Urbano, declarando al Butteler "Área de Protección Histórica 26",2 prohibiendo modificaciones a su espacio y casas, considerándolo parte del patrimonio arquitectónico e histórico de la ciudad.

Si se observa atentamente, de cada uno de los cuatro ángulos de la plazoleta, rodeada por una calleja perimetral de adoquines, parten las cuatro calles, tan angostas (tres metros de calzada adoquinada) que dos automóviles no se pueden cruzar sin subir a la vereda. Otra curiosidad, todas las calles llevan el mismo y único nombre: Butteler, cuya numeración va del 1 al 99, en sentido contrario al de las agujas del reloj. La numeración empieza en la calle que va desde la Av. La Plata y Zelarrayán, numerando sólo las casas que quedan en la mano derecha, hasta llegar a la siguiente esquina, o sea, Zelarrayán y Senillosa, allí se cruza a la vereda de enfrente y se vuelve de la misma manera. Esto conforma una maraña que la hace única en Buenos Aires.